Patio del Danzón
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La gente que acude a mis clases forman una comunidad denominada
PATIO DEL DANZÓN
Por Maru Ayala
Comencé el Patio del danzón por el 2004. El proyecto ha cambiado tanto como yo a lo largo de 20 años. Más que un grupo, las sesiones con mis alumnos son como un taller o un laboratorio en el que trabajo el danzón con personas que gustan de vivir lo que creamos juntos(as).
Respeto todas y cada unas de las formas en que se vive el danzón en México, Cuba o cualquier parte del mundo. Quizá algunas de las ideas con las que yo vivo el danzón no sean tan revolucionarias pero me gusta enunciar algunas de las características de mi propuesta porque estas se traducen en dinámicas que desarrollamos en el taller y sirven de referencia para quienes están buscando una comunidad de baile.
1. El danzón es maravilloso e infinito y hay miles de formas de vivirlo.
Se puede vivir en pareja, en la individualidad y en comunidad.
En el caso de vivirlo como baile de pareja, no se necesita de una pareja fija, ni tampoco es una limitante que la pareja sea de hombre-mujer.
Las parejas pueden ser constituidas por dos personas: hombre-mujer, mujer mujer, hombre-hombre, o, lo que sea-lo que sea.
2. El ideal de danzón.
Aunque la típica pareja de danzoneros (hombre-mujer) en la que el hombre viste de guayabera, sombrero, pantalón de vestir, y la mujer usa vestido, abanico, zapatos de tacón y una flor roja en el cabello es hermosa; no promuevo ninguna indumentaria ni actitud como el ideal de danzón.
Actualmente prefiero que el asunto de la indumentaria para bailar nos sirva para reflexionar acerca de lo que cada uno de nosotros entendemos por conceptos como: masculinidad, femineidad, complementariedad, mexicanidad, identidad, ¿cómo se sentiría cada uno de nosotros vistiendo de cierta manera?, ¿qué ropa se han comprado en algún momento y no se atreven a usar?, ¿cómo se visualizan bailando en su ideal personal?.
3. Guías y seguidores
Desde hace 20 años que le enseño a la gente a bailar danzón, pero ahora enfoco gran parte de mis esfuerzos en promover que hombres y mujeres exploremos los roles de guía y seguidor por igual, para que todos sepamos guiar y seguir.
Esto deriva en un ambientes de baile mucho mas dinámicos y relajados para todos. Esta acción me satisface porque me hace sentir que puedo ayudar “desde mi trinchera” al empoderamiento de las mujeres y a que todos los integrantes de mi comunidad tengamos relaciones mas equitativas.
Desde el 2021, además de las clases que imparto en el Semillero Purísima, he tenido la fortuna de trabajar con bailarines de contemporáneo que colaboran conmigo impartiendo algunas de mis clases de danzón en centros comunitarios; experiencia apasionante, enriquecedora para todos y que me permite duplicarme y llevar el danzón a más gente.
A veces mis compañeros y alumnos del Patio del Danzón creen que nuestra forma de vivir el danzón es la misma que en cualquier otra parte de México, pero no es así. Cada comunidad de danzoneros se rige por valores e ideas distintas, tienen objetivos diferentes, la forma en que bailamos refleja nuestra historia, nuestros sueños, nuestra realidad. Todos bailamos danzón, todos identificamos y estamos de acuerdo en lo que ES danzón, pero todos lo vivimos distinto. Esas diferencias representan nuestra diversidad cultural, enriquecen al danzón y por ende a cada uno de nosotros.
Algo de Historia del PATIO DEL DANZÓN
Comencé el Grupo Patio del danzón por el 2004, en ese entonces no tenía todos los conocimientos de danzón que tengo hoy, aun era alumna del Grupo de Danzón Monterrey, mis maestros eran Edmundo Ruiz y Gloria Lerma quienes tenían una clase muy estructurada, había que asistir con falda circular, zapatos de tacón, abanico y básicamente la clase consistía en aprender muchísimas rutinas de danzón académico.
Yo venía de Tijuana en donde ya había vivido el danzón (alrededor del 2001) en una comunidad que lideraba la maestra Leticia Almanza. El ambiente era mucho más flexible, la clase de la maestra era totalmente orientada al baile libre. Cuando vi la oportunidad de comenzar un proyecto propio en Monterrey sentí un fuerte impulso por crear una comunidad de baile de danzón en Monterrey diferente a lo que existía y tomar los mejores aspectos de las dos clases a las que había asistido.
El Patio del danzón comenzó siendo un proyecto que compartí con Blanca Alicia Esparza y Miguel Velasco. Años mas tarde Blanca formó su propio grupo apoyada en Guillermo Fonseca y Tere Pérez, una pareja de ex alumnos muy queridos y encontraron un espacio en la Casa de la Cultura del municipio de Guadalupe. En el 2017 Miguel y yo nos divorciamos y yo seguí sola con el Patio del danzón.
Agradezco las enseñanzas de mis maestros, haberme recibido con tanto cariño en sus clases y haber compartido conmigo de manera tan generosa todo lo que sabían. A Miguel y Blanca les agradezco haber compartido conmigo el inicio de este proyecto. El Patio del danzón ha evolucionado mucho, ha tenido muchas etapas, pero lo mejor está por venir.